No encuentro
en el recuerdo
una añoranza desesperada
de ti,
un no poder vivir
sin ti,
una ausencia irremplazable.
La nada ocupa tu lugar.
Tu vacío no es notable.
No lloro por ti.
Y me alegro.
Vaticinaba un invierno continuo,
un infierno continuo,
un llanto implacable.
Estoy bien.
No hay drama en mi vida.
Los amaneceres me sonríen.
La noche no me mata.
Sonrío.
Es un buen momento
para decirte mi último adiós.