María:
Cuando te has girado,
un reflejo inesperado en tu pelo,
como un guiño brillante,
me ha llamado la atención.
Ha sido la excusa perfecta
para fijarme otra vez en ti,
para ser rescatado
de la nada ausente
donde me hallaba perdido,
y volver a la tarea grata
de contemplarte
y ser este admirador nocturno que soy.
He repetido el embeleso de observarte mansamente
mecido por nuestros recuerdos.
El desvelo me premia con este placer.
Otra noche rendido a ti,
imán de mi atención,
centro de mis pensamientos.
Mientras no duermo,
y no te sueño en sueños,
sueño despierto contigo
Francisco de Sales