Ni místico, ni mágico, ni distinto:

el poeta es un observador

que escucha sus propios ecos,

que usa algunas palabras proscritas

del lenguaje cotidiano,

que traiciona a conciencia a la lógica,

desboca su imaginación de niño,

rechaza lo concreto y lo estricto,

y rompería gustoso las leyes de la gramática

para crear palabras a medida.

Un poeta es un constructor

que se esconde en su Universo secreto,

al que sólo acceden los sentimientos delicados,

y provoca la relación sin censura

con su sensibilidad y su yo más íntimo.

Bueno, no sé si los poetas son así.

Así soy yo.

Francisco de Sales