Secreto para Carmen

No me huyen tus recuerdos, Carmen,

sino que se quedan a crecer y acumularse;

no se rinden al cementerio de los olvidos,

sino que luchan a cada instante

para estar en el cristal de los ojos

y en la puerta del pensamiento.

No se mueren mansamente,

sino que se repiten a cada momento,

se alimentan de sí mismos,

se saben vivos y con derechos;

no se diluyen entre nimiedades,

sino que se visten de Reyes,

se expanden sin pudores,

son dueños de este presente.

No se cansan de repetirse

como un eco de espejos,

como los amaneceres,

como el amor.

Francisco de Sales

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