Mi vida amorosa
es un camino de altibajos
-más alti que bajos–
que me ha llevado cogido de la mano
-a veces del cuello-
del uno al otro confín;
es un camino de valles escondidos
y de montes bellamente poblados,
que sabe a senos turgentes,
a otros planos etéreos sin definir,
a besos de todas las patrias,
pieles de todos los tactos,
y tiene abrazos ardientes
y también otros muertos de frío;
tiene grandes amores
y otros que son sólo la nada:
son abismos sin fondo
y callejones sin salida.
Amores de todos los calibres,
algún que otro llanto,
miradas de primavera,
infiernos indeseados.