Me

Un paso.

Otro más.

Un silencio.

Otro, distinto.

La soledad me envuelve,

me quita los disfraces,

desnuda los personajes que ostento,

me pone frente a mí desnudo

y me deja a solas con mis miedos.

Esos miedos me engullen,

devoran mis huesos,

obnubilan mi esperanza

y me arrastran por mis suelos.

La desesperanza me recluye

dentro de mis cuatro paredes,

me quita la luz y el brillo,

me deja tirado y asolado,

a oscuras.

Mi luz me abandona;

quedo marchito,

casi muerto,

y muy tambaleante en los pasos

que me llevan a la salida

que nunca encuentro.

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