Vaya nochecita

Los gritos se fueron diluyendo,

la calle recuperó parte de su silencio:

la noche siguió reinando

en un reino de intranquilidad.

Un perro se volvió loco

siguiendo su propia sombra

que cambiaba de rumbo

en cada farola.

Un pájaro se despertó sobresaltado

y pió desesperadamente pidiendo auxilio.

La noche en calma había dejado de ser una noche en calma.

Lo siguiente fue una ambulancia,

dos borrachos peleándose,

el mendigo loco del vino brick,

una pareja de novios discutiendo.

La noche miró el reloj.

Todavía faltaban cuatro horas

para que le relevase el día.

Deja una respuesta