“La vida no está para romanticismos”,
dijo.
“Bastantes problemas tengo
como para andar con pavadas”,
dijo.
“Prefiero la muerte”,
dijo.
Y ya no dijo nada más.
Clavó la vista en el vacío
y se quedó vacío.
“Lelo/alelado. Estoy inconcluso”,
dijo,
pero no sabía qué significaba eso
ni qué escondía eso.
“Prefiero la muerte”,
dijo.
Y como lo había dicho dos veces
le prestó atención.
“Hablaré con mi muerte
para ver si puede adelantarme la cita”.