A veces las palabras
son poco para hablar
de lo que son solamente sentimientos.
No hay forma de describir
un terremoto que se instala en el corazón,
ni cómo es una esperanza siempre a oscuras,
o un dolor que no se acalla
o una pena que no se muere.
Hay silencios que saben hablar
y palabras que tendrían que enmudecer.
Los sentimientos son para sentirlos,
no para filosofar.
Es tarea imposible hablar en un idioma desconocido.
Los sentimientos son un asunto del corazón
y es mejor que no se entrometan las palabras.