Adiós, amor

Ahora que estoy desnudo de ti,

sin tu sombra ni tu eco,

que no te tengo en los altares

y mi aire es mío,

que descanso en las noches,

que mi corazón te ha echado

y mi mente te recuerda sin dolor,

ahora que no lloro veneno…

te puedo ver como realmente eres

y me puedo ver cómo soy

y cómo era.

¡Qué horror!

Ahora que no te sufro,

que miro a tu recuerdo cara a cara,

que no tengo miedo al vacío,

que ya no me muero ni me matas,

me puedo despedir de ti

sin rencor ni venganza.

Adiós.

Nunca antes una palabra me supo tan dulce.

Deja una respuesta