Mujer sin niña

De pequeña no sabía jugar.

Cuando tuvo pocos años,

tuvo muchas responsabilidades.

Cuando creció,

quiso olvidar aquel vacío lúdico.

Inútil intento.

De mayor no sabía jugar,

así que los juguetes caros

no despertaban su infancia,

y los abundantes caprichos

no llenaban los vacíos.

Una tristeza irrazonable

que se obstinaba en mantenerse,

secuestraba sus sonrisas,

acotaba la imaginación,

Le censuraba arduamente

y cercenaba la infancia que no tuvo.

Nunca supo jugar.

La seriedad censora fue su carcelera.

Nunca fue niña.

Francisco de Sales

Deja una respuesta