Seas quien seas

Puedo afirmar que contigo

conocí la indefensión,

la sensación de valer cero,

las pedradas en el alma,

un vacío que siempre me agredía;

nada te debo,

si acaso una mala contestación,

un te odio a gritos,

el desprecio más merecido

o una declaración de guerra,

pero nada de esto es posible.

Me es igual que te llames ansiedad o depresión,

angustia o desconsuelo,

pero conozco los desaguisados

que me has causado

en el alma,

en el corazón,

en la vida;

conozco los desperfectos,

la tragedia y sus efectos

y el dolor en todas sus intensidades,

así que seas quien seas,

destino o maldición,

no eres bienvenido.

Nadie te ha llamado.

Recoge tus miserias y vete.

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