Alcanzar

Alcanzar el fin en dos amplias zancadas

y empezar a correr hacia atrás,

hasta el inicio del Mundo,

cuando aún giraba desconcertado,

con más trompicones que pericia.

Alcanzar el final del comienzo.

O viceversa si parece más sensato.

Alcanzar un estado beatífico incurable

en que lo divino sea cotidiano,

y amar sea sólo un pecado venial,

y rezar no sea un derecho exclusivo de las beatas.

Alcanzar la madurez con la punta de la conciencia,

ser cuasi perfecto cuasi Dios cuasi mago;

envalentonarse ante y contra las adversidades

y salir victorioso de todos los embates.

Alcanzar el Cielo en esta vida,

no dejarse engañar por aplazadas falsas promesas;

no encontraré después de la muerte

nada que no haya encontrado en la vida.

Francisco de Sales

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