…y entonces me choqué,
de frente,
con la verdadera diferencia
entre ven y vete,
que no es sólo un asunto de letras,
sino de deseo o de odio,
de amor o tristeza,
de querer que sí o rogar que no,
de lo que hubo de bello o lo contrario,
y pensé en lo que había hecho
que pasáramos de uno a otro extremo
y cómo cambiamos la miel por hiel,
los besos por las palabras envenenadas,
los te amo por el silencio.
Al final,
emborracharnos juntos
era la única forma de poder soportarnos.