No me atrevo
a soltarme de esa formalidad
llamada cordura
-que es mala compañera en este caso-
para lanzarme por los toboganes
de la poesía-locura
sin agarrarme al léxico
sin soltarme al riesgo
descontrolado y deseado
de componer sentimientos
o sinsentidos
en los que vaciarme.
No me atrevo
a deshacerme del miedo a escribir
por ejemplo, que…
la lluvia cabalga en el viento
tus ojos escriben sus miradas en el aire
tu aroma es un cóctel de mil fragancias
los pañuelos recogen emociones
el pasado no tiene mucho futuro
la esperanza es un aire siempre nuevo
los sueños hablan todos los idiomas
o que vivir es morir despacio.
Aún no me atrevo.