Todos mis silencios esconden
súplicas que nadie atiende.
Callo por fuera pero no por dentro.
Cuando me escucho, me sorprendo.
Tengo secretos hasta para mí.
Un runrún imparable,
como los entresijos de una revolución,
circula sigilosamente por mi interior.
Mis sentimientos no se atreven a expresarse
y prefieren la clandestinidad,
morir callando,
antes que expandir sus lágrimas en público,
antes que rogar un abrazo,
antes que temblar al decir un te amo.
Soy víctima sufriente y directa
de este silencio obstinado
que tanto teme a exponerse
a través de la voz.